“Podrían conocer Paracas”, escuché decir varias veces mientras estábamos en Lima. Para mí, era un lugar totalmente desconocido. Hay puntos tan obvios por conocer en Perú, ya sea porque los nombran siempre, o porque aparecen en las fotos de Instagram de una manotada de viajeros, o porque en cada cuadra venden los mismos tours, que a veces lugares pequeños, tan bellos como los conocidos, pasan desapercibidos.
Salimos de Lima con la intención de llegar a Cuzco, bordeando hacia el sur la costa Pacífica como lo veníamos haciendo desde Máncora. Probando nuevos transportes, nos subimos en el autobús de Peru Hop, una de las mejores maneras que encontramos para movernos en el sur del país (abajo en la info útil les dejo todos los detalles). Así fue como una tarde caímos en Paracas donde volvimos a ver el sol, porque la estadía en Lima durante el invierno había sido gris, siempre estaba nublado y no entraba ni un rayo brillante entre la espesa capa de nubes.
Volver a ver la luz destellante y sentir el sol a pesar del frío, fue motivo suficiente para que Paracas quedara impregnado en mi memoria. Al llegar el atardecer, las calles se veían amarillas, el cielo en la playa rosado, y se prendían poco a poco las luces del poblado y del muelle.
COMIDA PERUANA PARA TODOS
No suelo hablar de gastronomía típica, porque al ser vegetariana mi dieta viajera se reduce a pan, pasta, huevo y tomate. Sin embargo, la primera noche en Paracas como cereza del postre de ese momento íntimo con el sol, encontramos Vegano Peruano, un restaurante para todos (parece el slogan pero no lo es).
En la primera planta, se pueden comer platos típicos peruanos que en su mayoría tienen sabores fuertes por el ají, la cebolla y el ajo, y es común la carne de res, el pescado y los mariscos. En la segunda planta, encontramos el sello distintivo del restaurante: exactamente el mismo menú de comida peruana, pero adecuada para veganos. Un lugar en el que la idea del dueño es permitir a los visitantes probar la famosa gastronomía de Perú, sin preocuparse por la carne ni los lácteos.
El resultado de esta idea fue excelente. Esa noche degustamos un “lomo saltado”, por supuesto el lomo no era de res sino de vegetales, y estaba delicioso, además que el precio era similar al del menú normal. Hago esta aclaración porque curiosamente en este país si uno pide un plato sin carne, cuesta más que si la trae. Parece absurdo pero es así, por ejemplo cuando como un arroz chaufa que trae vegetales y carne, y les pido que no se la pongan, me cobran hasta 3 soles más. ¿Por qué?, “porque no trae carne”, responden. (¿?)
Cada día hay más apertura en cuanto a la gastronomía para veganos y vegetarianos. Incluso en los mercados o en los restaurantes donde venden menús económicos en Perú, es fácil ver la opción vegetariana, aunque curiosamente sea más cara.
¿HAY ISLAS EN PERÚ?
Ya Paracas había sido una sorpresa en el camino, y justo me enteré al llegar, que cerca de este poblado estaban las Islas Ballestas, un punto geográfico del que no tenía idea. Estas, son un grupo de islas apodadas “Mini Galápagos” por la vida silvestre que allí se encuentra, como pingüinos, lobos marinos, delfines, pelícanos y otras aves.
Salimos temprano desde el muelle de Paracas hacia las Islas, estas son área protegida por lo que solo pueden bordearse. Navegamos casi una hora haciendo algunas paradas cerca de los cerros arenosos en la península, para ver vestigios de antiguas civilizaciones, de piratas, o de extraterrestres. Se trata de una gran figura tallada en bajo relieve sobre la roca, que bien podría hacer parte de un inmenso calendario solar preincaico, de una señal pirata, o de alguna construcción alienígena, aún ninguna teoría se ha podido comprobar.
Cerca de las islas, el color del mar es más intenso que en la playa y sus tonalidades verdosas. Al acercarnos, percibimos un olor muy fuerte por el guano de las aves, que luego los humanos recolectan para utilizarlo como fertilizante. Es una de las actividades económicas más importantes de la zona. Por semanas, viven dos personas en una casita para cuidar el guano, y en lancha les llevan provisiones que luego suben a través de cuerdas hasta un muelle en la isla.
Hicimos algunas paradas para ver a los animales de cerca. Con motores apagados para evitar asustarlos, nos bamboleamos con el oleaje en diferentes puntos de las islas, para ver a los pingüinos aletear tratando de subir hacia la cima; a las aves revolotear sobre las rocas; cuando la marea bajaba, a las estrellas de mar pegadas a la superficie húmeda de las islas; y a los leones marinos inmóviles, tomando el poco sol o arrastrándose hasta llegar el agua, sobre la roca se veían sosos, pero una vez se lanzaban al mar parecían torpedos.
Luego de una hora contemplando la naturaleza salvaje, y con un poco de mareo por el constante movimiento, regresamos a Paracas en veinte minutos que se hicieron eternos por la brisa helada debido a la velocidad de la lancha. Para algunos pareció un martirio, una mujer iba acurrucada abrazándose a sí misma, y no se atrevió a mover ni un dedo en todo el recorrido. Dicen que en verano hace muchísimo calor, pero si van en invierno, no olviden su chamarra.
OCCIDENTE DESÉRTICO
El Pacífico peruano es desértico y en cada punto se ve de diferentes maneras. A veces se trata de cerros rocosos y áridos, en algunos lugares rojos y en otros grisáceos; al sur están las dunas de Ica, donde la arena es la protagonista; y en Paracas hay vertiginosos acantilados rojizos con el océano de fondo.
Para ver este espectáculo natural fuimos a la Reserva Nacional de Paracas, que a mi parecer se asemeja a los desiertos de Chile y Bolivia. INVESTIGAR SI ES EL MISMO. Aunque hay algunas opciones para divertirse allí como hacer un recorrido en buggies, a mi parecer lo mejor que se puede hacer allí es sentarse a contemplar la inmensidad del mundo.
Entre los momentos que más recuerdo en cada viaje, no están ni los intrépidos, ni los aventureros, ni los malos, sino aquellos en los que de alguna manera la tierra me hizo vibrar y reconectarme conmigo y con ella, así fue en la Reserva. Qué mejor terapia que sentarse a ver el mar golpeando fuerte el fondo de los acantilados, ver a las aves volar sobre el agua y esconderse en las rocas, sentir la inmensidad del desierto y no ver nada más que naturaleza en el horizonte, oler la brisa fresca, escuchar el silencio, sentir el frío en las manos, el sol en la cara y el susurro del viento.
Perú es grande y está lleno de lugares espectaculares, lo que a veces hace difícil decidir hacia dónde ir. Si me preguntan, Paracas debería estar en los primeros lugares de la lista.
INFO ÚTIL
TRANSPORTE
Les recomiendo 100% Peru Hop, les explico cómo funciona:
1. Buscan el recorrido que quieran hacer en el sur de Perú en su página web. Van desde Lima hasta Cuzco pasando por diferentes ciudades.
2. Reservan según los días y el tiempo que tengan.
3. Dejan todo el transporte en manos de Perú Hop y se olvidan de terminales, colectivos y horarios apretados.
PERÚ HOP RECOMENDADÍSIMO
*Cada bus es estupendo por la comodidad y la seguridad.
*Van con un guía que les ayuda a hacer reservas de hoteles y de actividades a cada ciudad en la que decidan parar.
*Descuentos con operadores y hoteles muy buenos por viajar con Peru Hop.
*Dentro de cada recorrido que elijan hay algunas actividades incluidas en el precio, como la visita a la Reserva Nacional de Paracas.
*Lo mejor, es que hay flexibilidad total. Ustedes compran el pasaje y lo pueden utilizar durante un año. Si quieren cambiar sus fechas de viaje solo se meten a la página y las cambian sin cobros extra, esto incluye cada parada que hagan en el recorrido.
Por ejemplo, tienen su pasaje de Lima a Cuzco pero pararon en Paracas y les gustó tanto que se quieren quedar, solamente tienen que entrar a la página web con su número de reserva y hacer el cambio.
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